-DAN MILLMAN-
LA GRATITUD TRASCENDENTAL
La mayoría disponemos de cinco sentidos, pero hay otros dos que tienen una importancia especial: el sentido del humor y el sentido de la persepctiva. En ellos se origina una natural efusión de gratitud. Si nos falta perspectiva también nos falta el sentido del humor; entonces, las pequeñas desilusiones, las expectativas no cumplidas y las imperfecciones o los errores de las otras personas nos pueden alterar.
Sin embargo, aquellos que nos hemos encontrado con fuertes retos y pruebas, como el sufrimiento, la enfermedad y la muerte de un ser querido, tenemos un punto de referencia distinto. No nos preocupan las insignificancias, y sentimos gratitud por los pequeños favores y bendiciones. Charles Grodin, el escritor y actor, me contó una vez que al morir su padre, cuando él tenia 18 años, todo lo demás le pareció “insignificante”. La muerte de su padre le dio el sentido de la perspectiva, y con él, un profundo sentido de gratitud.
A medida que pasa el tiempo, con una perspectiva más amplia, cambian nuestras percepciones. Comenzamos a agradecer no sólo determinados favores, actos de bondad o circunstancias agradables, sino también cosas pequeñas, como ver salir el sol, o la belleza de un árbol mecido por la brisa. La perspectiva también nos lleva a un profundo tipo de humildad, no en el sentido de mansedumbre, sino de valoración de nuestro lugar en el vasto universo y la oportunidad que representa la vida, ya sea que nos vaya bien o no en ese momento.

La gratitud es una poderosa fuerza magnética. Atrae el potencial oculto de la vida. La gratitud es uno de los grandes secretos de una vida plena, es una colaboradora del Universo.
Adoptar una “acitud de agradecimiento”, nos mantiene consciente de nuestra interconexión, nos recuerda que todos formamos parte de la gran espiral de la creación, en un viaje espiritual de regreso a la Fuente. Todo lo que nos ocurre en este viaje forma parte de un mayor acercamiento al Espíritu, que nos vuelve consciente de nuestra propia divinidad.

Tenemos la responsabilidad espiritual de ser conscientemente agradecidos, porque esa frecuencia de energía fluye de nosotros y constribuye a nuestra curación, a la curación de nuestros hermanos y hermanas, y en el último término a la curación del planeta, nuestra Madre Tierra.
Dedica algún tiempo a estar a solas en la naturaleza. Observa en silencio a las hormigas, los pájaros, las hojas de los arbustos y árboles. Todas las formas de vida disfrutan del mundo con naturalidad. Las hormigas tienen arena más que suficiente para construir sus colinas, los pájaros tienen abundancias de ramitas para hacer sus nidos; hay luz de sol de sobras para que las hojas produzcan alimento para las plantas. Mientras contemplas la naturaleza, recuerda que tú también formas parte de esta maravillosa e intrincada red de vida. ¡Es una bendición tan colosal estar vivo en este maravilloso lugar!. Haz una respiración profunda, abre el corazón y recuerda que la graitud es Dios que aprecia el don de Si Mismo al mundo.
Da las gracias conscientemente por todas las personas, lugares y cosas que te sirven para aprender a amar.
CUENTANOS TU OPINIÓN