EL EXPERIMENTO DEL SÍNDROME DEL LUCIO
El lucio es un pez altamente voraz, capaz de devorar peces más pequeños rápidamente, cuando el lucio está con hambre, no duda en comer, no tiene miedo si el pez que se comerá es tan grande con él.
Una vez se llevó a cabo un experimento para determinar el denominado «síndrome del Lucio», para ver cómo en los seres vivos, incluyendo el hombre, se puede activar un sistema de defensa que puede acabar con nuestros deseos más profundos, pero que además sin darnos cuenta podía apagar nuestras ganas de seguir viviendo. Colocaron al Gran Lucio del Norte en una pecera divida de vidrio, el pequeño depredador se encontraba en una de las divisiones, en la otra división, se encontraban nadando peces pequeños, escogidos especialmente de la dieta preferida del pez del lucio, en pocos instantes, el pez carnívorose se encontraba a punto de empezar el ataque, midió la distancia dirigió su nariz puntiaguda en dirección de los pececillos, y se lanzó con toda su velocidad, estrellándose contra el espeso vidrio que separaba la pecera, el golpe que se dio Lucio fue terrible, pero después de unos segundos, se recuperó y lo volvió a intentarlo, una y otra vez se estrelló contra el vidrio, hasta que luego de una horas de seguir intentando comer sin éxito, por fin Lucio se rindió, cuando los científicos detectaron esta actitud en el pez, quitaron el vidrio que dividía la pecera, entonces sucedió algo increible, el Lucio no atacó a los peces pequeños, ya no hizo el intento de arremeter contra ellos, pero además ni siquiera sentía interés de moverse para comer, se había rendido completamente a cazar su comida, los peces se acercaban a él, incluso algunos llegaban a tocarlo, pero parecía que, en la mente del gran carnívoro, no había deseos de volver a alimentarse. Pasaron los días y el gran Lucio del Norte, murió de hambre, estando rodeado de comida.
De esta manera los científicos y psicológicos, llamaron a la actitud de las personas a renunciar a lo que quieren, como el «El síndrome del Lucio», porque cuando intentamos conseguir algo, intentamos hasta renunciar y no hasta conseguirlo, esto genera un registro en nuestra mente que luego nos recomendará no volver a luchar por ello, aún cuando las circunstancias sean distintas y seamos más fuertes y capaces. Porque nuestro potencial no está en nuestro cuerpo únicamente, está también en nuestras creencias. Ya lo dijo Henry FORD alguna vez: «Tanto si crees que puedes o no puedes, de igual forma, estás en lo cierto»
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