EL DESCANSO DEL PERRO – Reflexión de la Zona de Confort

En un tranquilo pueblo, donde el verano era muy caluroso, había una linda casa familiar, cuyo dueño era un señor mayor.

Esa casa tenía un verdadero patio antes del ingreso a la misma, con un árbol de frondosa sombra.

Justo debajo de ese árbol, acostumbraba descansar un perro marrón, simpático y llamaba la atención porque se acostaba siempre en el mismo lugar y se la pasaba aullando como si algo le doliera.

Cierto día pasó una niña, por allí, se detuvo al escuchar los quejidos del pobre animal, justo el dueño estaba regando las flores y se produjo ésta conversación:

  • Niña: buen día señor, como está?
  • Hombre: buen día niña, muy bien, y tú?
  • Niña: muy bien, pero al que no veo que esté muy bien es a su perro, qué le sucede?
  • Hombre: oh!, Simplemente llora porque es perezoso.
  • Niña: no le entiendo, podría explicarme.
  • Hombre: claro! Sencillamente a este perro le encanta acostarse en ese pequeño lugar debajo del ar y duerme su siesta.
  • Niña: si, pero ahora hay algo que le duele
  • Hombre: todos los días sucede ésto, en ese sector hay un clavo grueso que sobresale del piso, y el perro como le gusta ese lugar, se acuesta igualmente ahí.
  • Niña: pobrecillo, seguramente le molesta bastante, pero, porqué dice que es perezoso?
  • Hombre: porque no desea moverse a buscar un lugar más agradable para descansar. El clavo que lo incómoda es suficientemente molesto para hacerlo quejar pero no es lo suficientemente molesto para que se mueva a encontrar un sitio más confortable donde disfrutar sus días

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