EL CÍRCULO DEL 99
En una gran casa, imponente, con bellos jardines, un lago cristalino y muchos árboles, parecía salida de los cuentos de fantasía que nos leían cuando éramos niños, vivía una bella Dama, muy acaudalada con muchas fortunas económicas, disponía de varias personas trabajando para Ella tanto en su atención personal como en sus negocios, era muy poderosa y tenía acceso a todo lo que se le ocurra y a pesar de todo eso, no era completamente feliz.
Entre las personas que trabajaban en su mansión, estaba un preciosa Joven, siempre bien maquillada, y peinada con mucho estilo, que llegaba todas las mañanas a traer el desayuno y despertar a la Dama, mientras hacía su trabajo cantaba alegres canciones de moda, una gran sonrisa se dibujaba en su distendido rostro y su actitud para con la vida era siempre serena, simpática y alegre.
La dama no podía entender como la joven mantenía ese comportamiento tan feliz, así que decidió un día hablar con ella en su oficina
Dama. Dime joven, ¿Cuál es tu secreto?
Joven. ¿Cuál secreto mi estimada señora?
Dama. ¿Cuál es el secreto de tu alegría constante?
Joven. La verdad es que no hay ningún secreto
Dama. No me mientas, puedo despedirte por una mentira como esa
Joven. No le miento, mi querida señora, simplemente no guardo ningún secreto por mi forma de actuar con la vida.
Dama. ¿por qué estás siempre tan alegre y feliz ? ¿por qué?
Joven. Sencillamente , no tengo razones para estar triste, Usted m brinda un trabajo y me honra permitiéndome atenderla, dispongo de buena salud, vivo en una bonita y confortable casa asignada por Usted, tengo acceso a ricos alimentos, vestimenta y pequeños placeres cotidianos como caminar por ese precioso parque, leer buenos libros, disfrutar los colores y el aroma de las flores y además Usted me premia con algunos pesos de vez en cuando, que guardo para disfrutar en mis vacaciones y darme algunos gustos ¿Cómo no estar feliz
Dama. Jovencita, nadie puede ser tan feliz por las razones que has dado, dime ya tu secreto
Joven. Mi apreciada señora, me encantaría complacerla, pero…no hay nada que yo esté ocultando.
Dama. No entiendo nada, y estoy muy confusa, vete ya de este despacho antes que te despida.
La joven mujer solo sonrió e hizo un gesto de bendición para con la dama y salió de la oficina.
La dama se preguntaba una y otra vez, sin conseguir explicación, como esa mujer estaba tan feliz viviendo con tan modestos recursos económicos.
Al día siguiente llamó a su anciano sabio, consejero y experto profesional en conductas humanas y le contó toda la conversación mantenida el día anterior con la joven empleada.
Dama. ¿por qué ella es feliz?
Sabio. Mi querida amiga, lo que sucede es que ella está fuera del círculo
Dama. ¿fuera del círculo?
Sabio. Así es
Dama. ¿y eso es lo que la hace feliz?
Sabio. No, mi amiga, eso es lo que no la hace infeliz
Dama. A ver si entiendo, estar en el círculo te hace infeliz
Sabio. Así es
Dama. ¿y cómo salió?
Sabio. Nunca entró
Dama. ¿qué círculo es ese?
Sabio. El círculo del 99
Dama. Verdaderamente, no te entiendo nada
Sabio. La única manera para que lo entiendas, sería mostrártelo en los hechos.
Dama. ¿Cómo?
Sabio. Haciendo entrar a la joven en el círculo
Dama. Eso, obliguémosla a entrar
Sabio. No hace falta mi estimada amiga, si le damos la oportunidad, ella entrará solita, solita.
Dama. ¿pero ella no se dará cuenta de que eso es su infelicidad?
Sabio. Si, se dará cuenta
Dama. Entonces no entrará
Sabio. No lo podrá evitar
Dama. ¿dices que ella se dará cuenta de la infelicidad que le causará entrar en ese ridículo círculo y de todos modos entrará en él y no podrá salir?
Sabio. Tal cual mi amiga, ¿estás dispuesta a perder una excelente empleada para poder entender la estructura del círculo?
Dama. Si
Sabio. Bien, esta noche, más llegando a la madrugada te pasaré a buscar. Debes tener preparada una bolsa de cuero con 99 monedas de oro fino de 37,5 grs , ni una más ni una menos, tienen que ser 99
Dama. ¿Qué otra cosa más.? ¿llevo personal de seguridad también?
Sabio. Nada más que la bolsa de cuero con las monedas . nos vemos a la noche
Dama. Hasta la noche
Y así fue, este sabio consejero pasó a buscar a la dama, cruzaron todo el amplio parque florecido y al final estaba la vivienda de la mujer, se ocultaron en el patio hasta el alba y cuando se encendió la primera luz dentro de la casa, el consejero agarró la bolsa y le pegó un papel que decía.
Este tesoro es tuyo, es el premio por ser una buena mujer. Disfrútalo y no cuentes a nadie como lo encontraste.
Luego ató la bolsa en la puerta de la casa de la joven, golpeó la puerta y volvió a esconderse. Cuando la joven salió, tanto la dama como el consejero espiaban desde atrás de unos arbustos todo lo que sucedía, la joven vió la bolsa, leyó el papel, agitó la bolsa y al escuchar el sonido metálico se estremeció, apretó la bolsa contra el pecho, miró hacia todos lados, y entró en su casa.
La dama y el consejero se arrimaron a la ventana para ver la escena, sobre la mesa limpia, la mujer había vaciado el contenido de la bolsa, sus ojos no podían creer lo que veían, era una montaña de monedas de oro fino, ella que nunca había tocado una de estas monedas estaba sorprendida, las tocaba y amontonaba, las acariciaba y hacía pequeña montañitas con ellas.
Así como jugando, empezó a hacer montañitas de 10 monedas, armaba y sumaba..10,20,30, 40…y así hasta que formó la última montañita 9 monedas
Su mirada recorrió toda la mesa, buscando una moneda más, luego en el piso y finalmente en la bolsa
Joven. ¡No puede ser!. Pensó, puso la última montañita al lado de las otras y confirmó que era más baja.
Joven. ¡Me robaron. Me robaron, malditos!
Una vez más, buscó en la mesa, en el piso, en la bolsa, en sus ropas, vació sus bolsillos, corrió los muebles y no encontró lo que buscaba. Sobre la mesa, como burlándose de ella, una montañita resplandeciente le recordaba que había 99 monedas de oro, solo 99
Joven. 9 monedas de oro es mucho dinero, pero me falta una moneda, 99 no es un número completo, 100 es un número completo pero 99 no
Tanto la dama como el consejero miraban la escena desde la ventana, la cara de la joven ya no era la misma, estaba con el ceño fruncido y los rasgos tiesos, sus ojos se habían vuelto pequeños y arrugados y la boca mostraba un horrible rictus por el que asomaban sus dientes.
La joven juntó las monedas y las colocó nuevamente en la bolsa, luego escondió la bolsa en un escondite en un cajón de poco uso en un armario, siempre mirando para todos lados para ver si alguien la estaba viendo.
Luego agarró un cuaderno y un lápiz y comenzó a hacer cálculos. ¿Cuánto tiempo le llevaría conseguir la moneda que le faltaba para llegar a 100.
Si estaba dispuesta a trabajar duro para conseguirla, quizás después no necesitaría trabajar más, con 100 monedas una persona es rica, con 100 monedas se puede vivir tranquila. Pensó
Sacó todo tipo de cálculos, si trabajaba más, si ahorraba en esto y en aquello, si conseguía un trabajo complementario, si vendía algunas pertenencias…era un sacrificio, pero en unos cuatro o cinco años de sacrificio llegaría a la moneda número 100.
La dama y el consejero, se volvieron a sus viviendas. La JOVEN había entrado en el círculo del 99.
Durante los siguientes meses, la joven entraba golpeando la puerta del dormitorio, refunfuñando, de mala ganas establecía su servicio, ya no cantaba esas canciones alegres.
Un día la dama le preguntó a la joven
Dama. ¿Qué te pasa?
Joven. Nada me pasa, nada me pasa
Dama. Antes venías muy contenta, cantando canciones y reías todo el tiempo.
Joven. Hago mi trabajo, ¿que quería que fuera su artista y payaso de circo también
A los pocos días la dama despidió a la joven de su trabajo, no era bueno sostener a alguien de muy mal humor todos los días.
REFLEXIÓN
- ¿Te parece que esta situación es una trampa actual de la sociedad en que vivimos?
- ¿nos debemos conformar con cualquier cosa?
Mi reflexión, es estar agradecido y feliz con las experiencias que nos tocan en la vida, nos brinda la alegría y el entusiasmo, pero no satisfechos porque tenemos talentos otorgados por DIOS para buscar la sabiduría, desarrollando habilidades y hábitos que nos permitan disfrutar y vivir más momentos de felicidad. Aceptar es una cosa y resignarse es otra.
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